Terapia de Pareja

Cuando el enlace de pareja comienza a vivir “temblores”,
es la oportunidad para cuestionar el espacio de la relación a través la psicoterapia de pareja

El Conflicto

La situación conflictiva remueve y cuestiona la elección. Trae también una serie de preguntas como: ¿Qué estoy haciendo aquí?, ¿Qué hago, me voy o me quedo?, ¿Me siento en armonía y coherencia en esta relación?

Reflexión

Les invito a ver la pertinencia de la crisis la cual destaca los disfuncionamientos individuales y obviamente de la pareja.
Cada protagonista lleva y trae sus propias cargas las cuales impactan la relación.

La psicoterapia es también la oportunidad para que cada individuo se pueda ubicar en el enlace, este movimiento de vida, permite, en la medida de los posibles, que ambos escojan un camino y construirlo sobre la base de otros modos de funcionamiento donde cada sujeto se siente en coherencia y alineado como persona dentro de un territorio común por compartir.

¿De qué sirve una terapia de pareja?

Yo creo en el paradigma en el cual ambos protagonistas están alineados con la decisión de emprender y de involucrarse juntos en la terapia.

También creo en la importancia que el terapeuta escogido tenga la formación necesaria para acompañar, escuchar y guiar en consciencia la pareja en los meandros de su sistema de funcionamientos para proponerles remodelaciones y así llegar a un sistema armonioso. El terapeuta es el aliado de la pareja y debe saber manejar la neutralidad absoluta.

Cuando llega el momento de hacer el balance en los funcionamientos de pareja para entender sus mecanismos y evitar repetir y volver a caer en las problemáticas de la relación. El tiempo para que también, los protagonistas se cuestionen en el cómo queremos que nuestra pareja funcione, como vamos a negociar con amor los términos y acuerdos de los nuevos modos de funcionamientos y sus valores.

¿Cómo llegar al éxito?

Yo creo que una terapia puede ser eficiente y exitosa desde una involucración común donde ambos cuestionan y definen el territorio común de la pareja. Como por ejemplo, al respecto de las elecciones prioritarias en términos de proyectos comunes e individuales, en el cómo van a poder armonizar las aspiraciones personales con las de pareja. Ya ha llegado el momento de darse el tiempo para afinar las cuerdas de los instrumentos para poder componer juntos una sinfonía armoniosa para los oídos respectivos.

Expectativas erróneas

Suele suceder que pacientes tengan las siguientes expectativas erróneas. Que el terapeuta sea:

  • “El árbitro”
  • “El testimonio”
  • “El que les da el permiso que se separen”
  • “El aliado personal”

Estos aspectos, impiden el desarrollo sano de la alianza terapéutica para establecer la confianza necesaria en el enlace terapéutico. La neutralidad es una de las claves del éxito. El terapeuta sirve de transmisor para traducir las diferentes formas de lenguajes utilizadas por los individuos de la pareja para permitirles establecer un modo común de comunicación. Como “herramienta” el terapeuta permite a los “socios relacionales” desarrollar un modo de comunicación no violento a través de la empatía y la comprensión de las necesidades respectivas en el núcleo común. Este acercamiento permite a cada uno hablar del balance relacional y atreverse a decir cómo se sienten dentro del enlace actual. Al saber quién tiene la razón o quien está equivocado se equivocarían y es innecesario, la meta es llegar a tener una visión lucida de lo que se ha deteriorado en la vida cotidiana. Aprender a escuchar al otro, entender sus sentimientos, sus vivencias, su realidad, sus necesidades y para poner a prueba el estado de la relación. Al hacerlo, hay una cierta probabilidad que los protagonistas puedan recrear y tejer un nuevo enlace para reinventar ambos otras formas de convivir y construir el espacio relacional.

Meta contradictoria al éxito «inesperado o esperado»

Para unos, la terapia puede ser exitosa y concluirse en una separación. Para llegar al éxito cualquiera sea la forma “seguir o terminar” el involucramiento de cada uno es determinante al escuchar. En caso que uno de los “socios relacionales” tenga heridas personales demasiado dolorosas, se podría que por esas cargas emocionales le impidan arreglar lo que todavía puede ser. En este caso nos enfrentamos a límites insuperables de la meta. Para recrear una forma diferente de compartir la vida de pareja, siempre ambas partes son vitales.

¿Cuándo consultar? ¿Solo o juntos?

La terapia individual puede ser una buena herramienta sin garantizar el restablecimiento de la relación enferma. El que consulta puede ser o no el que tiene el mayor sufrimiento. Puede ser una forma de fuga y encontrar en el terapeuta un aliado que podría generar una forma de rivalidad. Yo aconsejo consultar ambos.

Sin embargo, la psicoterapia puede meter en la luz, la necesidad para uno de los protagonistas de emprender en paralelo una terapia individual para sanar las cargas personales las cuales impactan la relación.

Yo invito a las parejas de ser proactivos sin esperar que la situación se degrade hasta casi la ruptura para consultar.

Duración

Aunque la evolución de la terapia depende de varios factores, como el involucramiento y el ritmo individual de cada “socio relacional” en la pareja. Yo me arriesgo a estimar que entre la cuarta y la quinta consulta, los efectos de una nueva forma comunicación nace en el núcleo del enlace de amor. La pareja puede encontrar un modo de funcionamiento armonioso en unas 10 consultas.

En unas situaciones sensibles, un seguimiento regular a la medida de cuatro consultas mensuales (+/- 3 meses) para disminuir gradualmente a dos mensuales.

Duración aconsejada 1 h 30.

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